
A veces, todos somos un poco daltónicos, consumidos en prejuicios y sobervia. Hoy por hoy, el mundo funciona así, y en realidad es mucho más fácil, asumirlo de este modo; es preferible vivir en un mundo gris que justifica nuestros problemas, olvidando muchas veces a los demás, a vivir en un mundo hermoso, viviendo la búsqueda de nuestra felicidad, quizás así expiamos nuestros pensamientos impíos, y de algún modo justificamos nuestras acciones.
Pedir disculpas, corresponde a algo frecuente. Arrepentirse, es otra historia... una historia quizás un poco cruel, y demasiado masoquista para lo que permite nuestra racionalidad. Un día, que yo pensé sería especial, me encontré con una mujer demasiado corriente, repudiada por su propia conciencia, y más aún, por los prejuicios de los demás. Una mujer hermosa, de mirada verde, y cabellos gastados por la vanidad, con una suerte a sus brazos, practicamente imposible de cargar. Y sin embargo con mucho orgullo, un nombre falso, lágrimas de dolor, abandonar el lugar... Con lo labios apretados, escuchando los gritos que clamaban su nombre. Y es que todo lo que había sufrido no se comparaba con el amor... Daba lo mismo ya la cantidad de estupideces que podían ser emitidas ante tan vil soma. Siempre existía aquel despertar, donde todo volvía a parecer un sueño. Y es que nadie buscaba un mundo gris, solo buscaba los colores en una sonrisa. Entre suburbios rojo carmesí, liquidos marron dorado, hombres de verde oscuro amanecía el olvido de una noche vacía.
Pasaron, los días, y olvidé completamente la existencia de Antonella, pero nunca olvidé sus ojos.
2 comentarios:
dedicado a maría magdalena....
Creo que a esta altura de la vida ya nada importa lo digo por como el hombre esta llevando las cosas...creo que es mucho mejor vivir despreucupado de los demás quizas sea una opinion egoista de mi parte pero es lo que pienso. ¿Crees tu que ya a esta altura pueda haber un mundo hermoso? yo creo que no.
Salu2.
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