martes, 24 de junio de 2008

Ojos


Es genial cerrar los ojos y con los dedos aprisionarlos; entonces te olvidas de forma repentina de todo, sumido quizás extasiado, en aquel caleidoscopio que se va dibujando en tu imaginación, sigues los colores uno por uno: ese verde intenso que va matizando a un amarillo casi fluorescente, luego el rojo y así poco a poco aparecen todos los fantasmas del espectro intentando colarse unos con otros hasta lograr un arco iris que nunca alcanzas a divisar. Luego piensas si lo que sentiste fue dolor, o de repente solo fuiste enceguecido por una luz aturdidora que aparece solo al cerrar los ojos. Lo enviciante está en aquel olvido de quince segundos, o en aquella mezcolanza de recuerdos que como flash-back se dibujan en tu mente, o sólo la mera evidencia de esa exquisita soledad que te aturde por las noches. Lo único claro es la persistente necesidad de abandonar esa sensación y despertar en la madrugada.

viernes, 25 de abril de 2008

Degradación


He pensado tanto en ese concepto,he pensado tanto que ya mis manos se hacen inútiles ante la simple recreación de la idea. Y es que es tan visible y a la vez tan inexplicable, pensando quizás en las roídas manos, ya manchadas por el tiempo; o quizás en la mierda pisada a diario entre ruinas y recuerdos; pero la imagen que más me impacta es la de aquel pañuelo de seda que vuela libre e insensato llegando a manos de quien lo confunde con papel higiénico. Degradación, ese inicio sutil, lleno de recuerdos tan vigorosos como sublimes que va en picada y sin fondo.Los extremos aquellos; definidos por calles, casas y colores. Es la impotencia de ver como se desdibujan las plenitudes, y y se vuelven polvo sin lograr desaparecer de este mundo. Es la perversión absoluta de la esencia misma, escapando de lo físico a través de lágrimas, harapos, deslumbrado alito, y rímel deslizado. Si pienso en la degradación, ya no veo los colores en sus matices, solo veo los recuerdos de una esquina donde los zoológicos se intersectan y dan paso a este juego, donde la memoria se conversa en las esquinas sin dejar siquiera un testimonio.